Visita a mi amigo Mauricio. Lago y volcán Arenal


La verdad es que no se en que momento de la búsqueda de mi asentamiento, pensé que podía pasar el tiempo y no poder visitar a mi amigo Mauricio, así que la suspendí, volvimos a cruzar el golfo de Nicoya, y en vez de escoger el camino más corto a Ciudad Quesada, nos marcamos la ruta que rodea el Lago arenal, hasta llegar al volcán del mismo nombre, donde ya se perdían de vista las aguas del lago, y no muy lejos Ciudad Quesada. No, no solo es bonita la costa en este país, su interior también es maravilloso.
Rodear el lago Arenal, es un gozo para la vista; montañas, bosques, aunque por aquí ya van apareciendo praderas, donde se ve al ganado vacuno pastar a sus anchas. Si aquí, aunque parezca extraño, no se crían las vacas en establos, con piensos adulterados para que den más leche o hagan más kilos, y para más INRI fabricados con los desechos de los mataderos donde sacrifican a sus congéneres, o es que ya no nos acordamos de la enfermedad de las vacas locas, consecuencia de convertir a estos pobres animales en caníbales.
Después de rodear el lago, tenemos las primeras vistas del volcán Arenal, también. La carretera se va acercando a él hasta pasar por su misma falda, pero desgraciadamente estamos en época de lluvias, las nubes tapaban el cráter y no pudimos ver sus erupciones o al menos fumarolas.
Al escribir esto en mi casa y no tener posibilidad de acceder a mi blog en directo, al seguir sin conexión a Internet, no sé si ya he hablado de que estando en San José, fuimos al Instituto Costarricense de Turismo, ICT, en donde después de pasarme de una mesa a otra, llegamos a un departamento en el que nos atendieron. Yo quería saber una cosa muy simple, que me indicaran un lugar, pueblo se sobreentiende, de la costa a donde no hubieran llegado los norteamericanos, a lo que me contestaron que si yo lo descubría se lo comunicara a ellos, de todas formas, en el mapa que allí mismo me dieron, me trazaron una especie de circulo, diciéndome que si existía era por esa zona. Dentro de la zona delimitada entraba Malpaís, de ahí mi interés por ir allí. Mi error estuvo al hacer la pregunta, y en vez de preguntar que lugar de la costa, tenía que haber preguntado qué lugar de Costa Rica, con posibilidades turísticas, no estaba explotado por los norteamericanos. Viene esto a colisión de que todos los letreros alrededor del lago y del volcán estaban en inglés, y no es que fuera como reclamo, puesto que entramos en un paradero de carretera a tomar un refresco y hasta los camareros eran yanquis. Fue lo que menos me gusto.
Llegada a Ciudad Quesada, la sobrepasamos para ir a parar a un hotel, que más que tal eran cabinas, lo que en España se bungalós, y que era un balneario de aguas termales. Dije que hablar más de la amabilidad de los ticos sobraba, puesto que lo raro es encontrarse a uno que no lo sea; pues bien allí estaba, le pregunte si se podía nadar en las aguas termales y sin levantar la cabeza y sin contestarme, me dio, más bien me tiro, un folleto donde explicaban en que consistían los baños. Es una simple anécdota; que ningún tico se ofenda y tu menos Mauricio; estúpidos, los debe haber hasta en la luna.
Ya de noche, llame a Mauricio, estaba de compras con su mujer, y quedamos en que subirían en una hora y que nos llevarían a su casa. Llegaron, saludos rápidos y seguimos a su vehículo con el nuestro hasta llegar a su casa.
Presentación de sus tres hijos, de los cuales el menor, Paulo, lo conocía de un video que un día Mauricio coloco en su blog. La educación de los críos excelente, como ya no se ve por el mundo que he dejado. Aprovecho para mandar un correo a mi hija, y mientras nos habían preparado café y algo de comer. No quisieron que fuéramos a cenar a un restaurante.
Y aquí viene lo difícil Mauricio, y lo que es posible que haya retrasado este escrito, hablar de cómo te encontré en tu depresión. Se perfectamente que cada depresión es un mundo diferente a los demás y puede que algo de lo que te diga en vez de beneficiarte, te hunda mas.
En primer lugar, tus amigos llevaban razón, tienes la familia perfecta, aunque es posible que echéis en falta una hija, en especial tu mujer, pero los dos sabemos que esto no influye en esta maldita enfermedad. Me voy a poner en tu lugar y te diré lo que yo hubiera sentido si me hubiera visto en el caso de recibir una visita tan extraña como fue la nuestra. Hubiera hecho un gran esfuerzo por aparentar que mi estado de ánimo era normal, y posiblemente lo hubiera conseguido, pero cuando hubiera terminado el problema causa del fingimiento, en este caso nuestra visita, hubiera caído agotado en la cama.
Aunque has tenido la suerte de cogerla a tiempo, y nunca será tan profunda como la que yo he padecido, te veo en la fase de recuperación de neuronas, neurotransmisores y hacer que estas produzcan los impulsos eléctricos que te darán el bienestar, por lo que pienso que no se ira mañana ni pasado, pero siempre ten presente que al final desaparecerá, aunque en estos momentos, tu deseo es que fuera mañana.
Quizás has estado en demasiadas manos de psiquiatras/sicólogos. Yo tuve la suerte de solo tener uno en el que confiaba tanto, que me hizo comprender el por qué de los brujos en las tribus y los sanadores que aun pululan por ahí. El fue el clavo ardiendo al que me aferré, y creo que en la depresión tener este clavo es muy importante, aunque no necesariamente tiene que ser un profesional de la medicina, perfectamente puede ser tu mujer, tus hijos, o como en mi caso maquinas como fueron mi moto o mi PC.
También te vuelvo a recordar que el principal motivo de destrucción de neuronas es el estrés continuado, cosa que si no continuado, lo estas sufriendo por motivo de tu trabajo. No te creas imprescindible; tu trabajo contigo o sin ti saldrá adelante y tú eres más importante que cualquier trabajo puesto que de tu recuperación, no solo depende tu bienestar, sino el de tu familia. Aunque te aseguro que tu mujer no me dijo nada, se perfectamente que lo está pasando mal, y a la larga puede pagar las consecuencias.
Por ultimo mis tres reglas de oro:
Primera.- Ni puñetero caso a los remedios que te den los demás, así que todo lo anterior que has leído, que se lo lleve el viento.
Segunda.- Haz en cada momento lo que te pida el cuerpo; si es estar echado en la cama, échate; si es llorar, llora; si es estar solo, aíslate.
Tercera.- No hagas proyectos que no puedas cumplir, no ya para mañana, sino para el minuto siguiente, y cuando digo proyectos no me estoy refiriendo a grandes obras, sino por ponerte un ejemplo el cambiar una bombilla. Nunca te digas: tendría que hacer…
Después de salir de ella estas reglas me las sigo aplicando.
Aunque te parezca una incongruencia, pero en mi caso me alegro de haberla pasado, porque he despertado en un mundo en el que ves con claridad, como sibilinamente han, han moldeado nuestro cerebro para ser unos borregos, adorando al becerro de oro, haciéndonos creer que el trabajo es incluso más importante que tu familia, hasta el punto que aunque por aquí aún no ha llegado, desaparecerá, desaparecerán los amigos y una serie de valores que no son rentables para los oligarcas.
Gracias a ella hoy me considero tan tico como tú, no confundir con patriota, puesto que sabes que soy enemigo de dioses, banderas, himnos y fronteras, causantes de tantas muertes, pero quizás nadie como yo admire tanto no ya las bellezas de este país, sino de los valores que aun conserváis y que para mí tienen un valor incalculable.
No tengo delante mi blog, pero si mal no recuerdo me haces un comentario, en el que me animas a que te visite de nuevo. No amigo Mauricio, la visita me la debes tú a mí; no podré alojaros en mi casa puesto que no tiene más que una cama, pero soluciones hay para todo y cuando charlemos nuevamente, piensa que tienes delante de ti a uno que estuvo muy cerca de abandonar esta vida, quizás te haga recapacitar y veas claro que por mal que te encuentres al final saldrás.







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A la búsqueda de mi nuevo hogar


Aunque ya estoy asentado en mi nuevo hogar, carezco de conexión a internet y sospecho que tardare en tenerla, porque los trámites no es que sean más lentos que en España, son diferentes, no pueden estar a mi nombre al no ser residente, y dependo del señor que me ha alquilado la casa, y aunque se desvive por atenderme, la verdad es que no me entero mucho de los caminos que aquí sigue el dichoso papeleo, así que he optado por llegarme a un comercio en el que hay varias computadoras con conexión a internet, copiar los correos, leerlos aquí con tranquilidad, contestarlos, y al día siguiente vuelta a ir para mandarlos. Hoy ha sido el primer día que estando solo (cuando esto escribo mi hijo debe estar volando camino de España), me he llegado al citado comercio y aunque mi idea era solo ver los correos, me he asomado por mi blog, y me he llevado la grata sorpresa de ver varios comentarios, y aunque no he caído en copiarlos y hacer lo mismo que con los correos, la sensación que tengo ahora es que eran de ánimo, cosa que en estos momentos se agradece y mucho. Procuraré contestarlos todos, pero es de bien nacidos ser agradecido así que en primer lugar, ¡gracias!
Al hotel donde nos hospedábamos en San José, fue a visitarnos Azucena acompañada por su sobrina. Mucha amabilidad, y comentamos los sitios en los que ella suponía encontraría mi refugio. Los fui marcando en el mapa que nos habían dado en el Instituto Costarricense de Turismo, junto a los teléfonos de contacto.
Día siguiente, entrega del todoterreno, y primer cabreo, porque por mucho que insistí en la agencia de viajes que quería ir cubierto de todo y con todos los extras, tengo que sacarle el seguro al vehiculo, y pagar como extras un celular (ya me voy acostumbrando a los modismos de mi nuevo país), y le digo que también un GPS. Ciento quince kilómetros a Puntarenas que los hacemos en medio día.
El primer día en Puntarenas, decidimos recorrer la parte Este del Golfo de Nicoya, a visitar algunos de los pueblos recomendados por Azucena, Costa de Pájaros y Manzanillo (Puente de madera de película de aventuras).
Primera desilusión, aunque lugares paradisíacos, agua turbia y al menos nosotros no vimos playas, el manglar mete los árboles en el agua salada. También vimos el embarcadero de isla Chira, isla que había visto en un documental y aunque por ejemplo solo tienen medico dos días a la semana y donde puede que se encuentre uno de los focos de pobreza de Costa Rica, lo tenía anotado como uno de mis posibles destinos. El transbordador, no era tal, sino una barca grande que solo transportaba personas, razón por lo que también lo deseche (Me pregunto como solucionaran un infarto en uno de sus habitantes)
Vuelta a Puntarenas, y mientras yo me bañaba en la piscina, Jose, el que es muy difícil sacarle una palabra, había entablado conversación con una pareja, Rosita y Víctor, muy amables ellos (Creo no volveré a mencionar lo de la amabilidad, porque es una constante en el noventa por ciento de los ticos, y en algunos casos, bajo mi punto de vista se pasan). Entro yo en la reunión, y entre otras cosas también nos recomiendan otros lugares del que Víctor incluso me da teléfonos. Aunque Víctor es menos hablador que Rosita, se ufana porque los contactos estén al tanto de que vamos a ir y de que nos atiendan adecuadamente.
Día siguiente: Salimos de Puntarenas en el transbordador rumbo a Paquera cruzando el Golfe de Nicoya. Al igual que he dicho de la amabilidad, insistir sobre los paisajes en Costa Rica, es no parar. Los nativos de aquí, están acostumbrados a verlos y creen que el resto del mundo es así; pienso que no son conscientes del paraíso terrenal en el que viven. Es tal la gama de verdes, que los cristales de las gafas los difuminan, razón por lo que constantemente me las estoy quitando; muy buen pintor tiene que ser el que los plasme en un lienzo. En el trayecto, islas pequeñas y mas grandes, pelícanos, barcas, troncos enormes echados al mar por los ríos; en una hora llegamos a Paquera, carro, paramos a comer, y pedimos habitación en un hotel del pueblo recomendado por Víctor, al que habíamos decidido visitar antes de Malpaís y cuyo nombre nunca pondré en este blog a no ser por un descuido, y varias son las razones para no hacerlo. Dejamos las cosas y nos vamos a conocerlo. La primera impresion, buena. Estudiamos ruta y hoteles de nuestra siguiente meta, Mal País en unos mapas y Malpaís en otros, siguiente de los pueblos aconsejados por Azucena y en especial por su sobrina.

Estoy observando relámpagos por la ventana y salgo fuera a verlos y mientras lo hago, escucho una canción cantada a coro. No la conozco, sigo prestando atención, y caigo en que el único sitio de reunión es un bar con karaoke y son los chavales los que cantan, acompañando las canciones de palmas y de algunos gritos de júbilo. Siento una especie de felicidad; me viene a la memoria Melicena y sus fiestas. No, no es un karaoke como los bien pocos que he visto en aquel mundo, es un bar cuya única vista es el mar y sus montañas verdes al fondo, y donde se reúnen no solo la juventud, sino personas de todas las edades. No lo voy a dudar, me voy a poner ropa (todo el día ando en bañador) y voy a ir a escucharlos.
Mi hijo seguirá en vuelo.
Lo más probable es que mañana continúe.




















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Las tristes despedidas


Acabo de leer un libro del que no he mirado el titulo ni al autor/a, con un curioso recorrido en tan corto espacio de tiempo, que pretende ser una historia novelada de los Incas, al que se les supone unos superpoderes en su lenguaje, que con diferentes entonaciones, y supongo que con otras artes, actuaban sobre los, para mi tan conocidos, neurotransmisores, haciendo que pudieras no solo entenderles, sino que curaban enfermedades, o producían otras extrañísimas. Dicho de otra forma mediante su lenguaje te hacían pensar en lo que ellos querían. El por qué después de tanto tiempo sin escribir en mi diario comienzo con esta chorrada; muy fácil, porque aunque ya lo sospechaba, ahora estoy convencido de que cuando digo algo, muy pocos o nadie se lo creen, o sea que de yatiri no tengo nada; pero la cosa es mas grave, porque mientras estaba con mi depresión, estoy seguro que se pueden contar con los dedos de una mano los que se creyeron que la padecía, lo que me hace suponer que tampoco se transmitir mis sentimientos.
Hace ya tiempo, hice un viaje a Motril, lugar en el que nací y en el que aun siguen mi madre y todos/as mis hermanos/as para no solo despedirme de ellos, sino que en mi fuero interno, pensaba que podía hasta ser posible que fuera la ultima vez que nos viéramos, pues bien, sospecho que nadie se lo creyó. Son pocos los datos que tengo, en la distancia, por carecer aun de conexión a Internet, y entre hotel y hotel, buscando como un desesperado un PC, con quien únicamente he tenido contacto es con mi hija Eva, pero se perfectamente quien ha sentido y quien no, mi marcha, y ya que he mencionado a mi hija, posiblemente, junto con mi hijo, han sido los únicos que estaban convencidos de que era verdad, pero ella, hasta que no vio los billetes del avión, tenia la esperanza de que me arrepintiera o de que no encontrara el lugar que buscaba, así que fue en uno de estos correos clandestinos que le mandé, en el que le decía que ese sitio ya lo había encontrado, cuando ha perdido las esperanzas, siendo un mal trago para ella.
Que tenía personas que me querían, lo sabía, y no voy a mencionarlas a todas, así que aquí me voy a hablar de las más cercanas en sangre ascendente. Cuando esto escribo, con los ojos humedecidos y con un nudo en la garganta, tengo la sensación de que soy un egoísta que solo pienso en mí.
Sigo con mis hijos. Desde que me aísle en mi casa de campo, allí en España, no ha faltado un fin de semana, que no fueran a visitarme, en especial mi hija, la que no solo me iba a verme, sino que ha sido la única que se ha preocupado de que nada me faltara en mi voluntario encierro. Durante ese tiempo, no solo hemos conversado, sino que hemos hablado más de nuestras vidas, que en toda la anterior vivida; estoy seguro que en aquel mundo, difícil es que encuentre a otra persona a la que confiar lo que en mí, y en mi caso, es una de las cosas que me queda por descubrir de este. El tiempo pasa rápido, y al menos mi deseo es que ellos vengan a verme aquí que yo ir allí. En este instante me pregunto, cuantos padres e hijos hay por aquellos lares, separados por unos pocos de kilómetros, en los que no ya solo no se ven en años, sino que el contacto, en especial para los hijos, no solo no supone una alegría, sino el temor de tener que cargar con ellos. Cuantos se alegrarían de que sus padres, hicieran lo que he hecho yo, pero a ser posible un poco mas lejos, digamos que a Australia.
Mi hijo, no solo me ha acompañado en este viaje, sino que me ha ayudado tanto en todos los aspectos, que he llegado a creerme que soy un viejo desvalido. Sabia lo que buscaba y cuando me venia abajo creyendo que no lo iba a encontrar, a pesar de no ser un gran hablador, con las palabras justas, me decía que lo encontraría. He descubierto facetas que desconocía de él como su gran sentido de la orientación; le molestaba que colocara en el coche el GPS, dándome a entender que no le hacia falta, a pesar de habernos recorrido casi toda la parte del Pacifico y parte del centro de este país. Su sentido del orden; viendo el desastre que soy con las maletas, él por las mañanas, antes de salir de los hoteles, me doblaba mi ropa y ordenadamente junto con mis demás trastos, me los colocaba, pero lo mas importante, también hemos hablado. Ante la duda de que tenga miedo de quedarme aquí, los comentarios que hace al respecto son de ánimo. Mañana después de medio día se marcha, y espero saber controlar mis emociones, porque estoy convencido de que él si.
Son cerca de las diez de la noche, estoy en medio de una preciosa tormenta tropical, y el sol aquí es tan caprichoso, que nos alumbra a las cinco y media y si sus rayos no fueran suficientes para despertarme, me los recordaran los puñeteros monos, que a las cinco y cuarto, forman una sonora algarabía, que o me acostumbro a ignorarla o seré madrugador como nunca lo he sido.
Eva, le dices a Jorge, que siempre que voy a leer lo veo, y que al acostarme me acuerdo de las recomendaciones que me hacia cuando se despedía por las noches: Abuelo, que duermas bien, que no te caigas de la cama,…
Otrosí digo: Amigo Mauricio, me había prometido que lo primero que volviera a escribir en este blog seria acerca de ti, pero circunstancias mandan. Me dicen que en una semana tendré Internet, por lo que sospecho que serán dos y o tres, y en ese intervalo habrás repuesto más neuronas.

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Buscando otro mundo. Primeras impresiones. Primer viaje a Costa Rica


Todo muy calculado, muchas listas, pero pongo el despertador para que suene a las cuatro de la mañana, y me despierta mi hijo zarandeándome porque el puñetero no había sonado. Son las cinco de la mañana, y tardo en arreglarme cinco minutos.
Al subirme al coche de Fernando se me quedan grabadas las caras de Penca y Fideo; estoy completamente convencido de que saben que su vida va a cambiar.
Tanto correr y llegamos al aeropuerto de granada de los primeros, correspondiente cola, facturacion de maletas directamente a San José.


Una hora de vuelo a Barajas, o sea que aproximadamente a las ocho estamos alli y a esperar hasta las doce. Buscamos un recinto de apestados, fumadores, y a calmar el mono.
De la T4 a la T4S, de la cual sale el avion de San Jose, pasamos por un subterráneo en una lanzadera. Algunas vueltas, nichos de fumadores y cuando nos damos cuenta ya estábamos subiendo al avión, un Airbus de cuatro motores con dos asientos junto a las ventanillas y cuatro en el centro, dos pasillos. A nosotros nos corresponden dos de ventanilla en la parte derecha y detrás del ala.
Una vez el avión coge su altura la vista es tierra quemada, y al llegar al final de Portugal y verse el mar tomo una foto pensando es la última vez que veo Europa.


Típica comida de avión, nos hacen cerrar las ventanillas con el pretexto de una película, pero la idea es hacernos dormir y la tripulación estar tranquila. Duermo a ratos y cada vez que despierto es un hueso diferente el que me duele. Tienen que hacer rentables los aviones a base de jodernos la comodidad.
No comprendo como nadie mira por la ventanilla, yo disfruto viendo la inmensidad del océano, y o sorpresa veo un atolón, lo que me extraña bastante, pero a continuación veo otro por lo que pienso que estamos llegando, pero no estábamos acercándonos a Venezuela. Pienso que mi amiga Gaby esta allí debajo. La cruzamos por su parte norte, otra vez mar y por fin llegada a Costa Rica.


Por la aduana se puede pasar un misil con cabeza nuclear que no pasa nada. Fulano con un cartel con nuestros nombres y el de otros, supongo turistas, nos suben con otra pareja en una furgoneta, a la cual dejan primero, momento que aprovecho para establecer mis primeros contactos con un nica. Hombre bastante amable, al que le explicó brevemente lo que busco y con mucha sinceridad nos da a entender que por mucho que lo disimulemos se nos nota a distancia que somos extranjeros y que por supuesto intentaran estafarnos.
Llegada al hotel y me acuerdo de la madre de la señorita de la agencia de viajes por no habernos advertido que en él no se puede fumar. No ha sido poco el mono de diez horas de avión para ahora esto. Tentación tengo de dejarlos y buscarme otro, pero Jose sensato dice de quedarnos. Agotados nos echamos en la cama, no dormimos, nos duchamos y medio espabilado llamo a Azucena. Apenas tenía cobertura, por lo que bajamos nos metemos en la cafetería, habiendo dejado dicho que espero una llamada, que por cierto tarda bastante y me dice que mañana vendrá a vernos (pequeña desilusión) y aunque pensamos en salir a dar una vuelta diluviaba. Así que nos subimos a la tercera planta que tenian un PC con teclado en inglés, Word con corrección ortográfica en el mismo idioma y a la que llaman el rimbombante nombre de sala de ejecutivos (Uno por dos metros) y le mando un correo a Fernando que supuestamente lo habrá leído hoy.

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