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El otro miedo. Salir de un falso mundo que te has fabricado


Se acerca el ocaso. En estos momentos, desde el asiento da la mesa que me ha costado trabajo encontrar (puñeteras fiestas, puñetera la llegada del turismo), lugar perfecto para ver mi puesta de sol, se que no le prestaré atención. Imposible abstraerme y bastante menos dejar mi mente en blanco.
Puto cerebro. No hay quien pueda con él.
Tengo in mente algo que quiero exteriorizar, y es lo que tiene a unas de mis neuronas haciendo la sinapsis a las equivocadas. Si tuviera mi puta computadora, me olvidaría del atardecer y este pensamiento lo transformaría en bit. ¿Y por que no lo hago en mi agenda? (folio con tres dobleces que siempre llevo en el bolsillo). Después de perdidos al río, así que lo saco y sobre la mugrienta mesa, me pongo a escribir.
Creo saber bastante sobre enfermedades de la mollera; precisamente el ultimo libro que he leído, trata de las mismas, y me encantó porque el psiquiatra que lo escribe, viene a decir que el no tiene ni puta idea de que van y las cuenta en supuesto. Bien, en mi subconsciente, por razones obvias, daba por hecho que la peor de todas es la depresión, pero en este momento tengo serias dudas. Motivo: he tratado con una persona que sin ella saberlo, o puede que si, tiene una muy seria y que intuyo debe de ser bastante jodida.
Hablo del miedo. No es enfermedad. El miedo es necesario; es una de nuestras defensas, la percepción de un peligro; pero no hablo del miedo normal, ni siquiera del pánico, del que estoy completamente seguro puede ocasionar la muerte (de pequeño lo sentí una vez hasta el punto de quedar paralizado, y si tardo unos segundos mas en reaccionar, no dudo que el paralizado hubiera sido el corazón), hablo de otro miedo.
Que el pánico te lleva a la muerte… ¿y qué? Estoy convencido de que cualquier martirio es bastante peor que la propia muerte en si, y del miedo que yo he conocido en esta persona te puede martirizar durante toda una vida, aunque no acepte que así sea.
Todos hemos pasado por reveses en esta vida, unos/as lo superan pero otros/as, por la causa que sea, los traumatizan, y no quieren repetir la experiencia y para evitarlo se fabrican un mundo en el que se creen a salvo. Tienen miedo.
Soy impenetrable.
Mi caparazón es muy duro.
Estas frases y una lista, que seria bastante amplia, no he parado de escucharlas estos últimos días.
En este caso en particular, el mundo que se ha fabricado, es muy altruista. Dan, o creen dar, todo lo que tiene por los demás. Es una buena escusa para justificar lo injustificable. Les viene de perlas, porque también, estoy seguro, tendrán sus momentos de lucidez y saben que se están haciendo daño, demasiado daño, pero rápidamente recurren al ¿qué seria de los demás sin mi? Posiblemente algún daño les hagan a esos demás.

Puedo asegurar y aseguro que intente acabar este escrito en la playa, pero me llegó una visita, a la cual no veía desde el año pasado y a pesar de verme escribir, no me dejaba. Conocía su debilidad, así que fui a traerle un Cacique con hielo y limón, pensando me dejaría continuar, pero inútil, cuando me di cuenta, las sombras habían llegado, por lo que lo dejé. Tengo serias dudas de en este momento saber transmitir lo que antes tenia tan claro.
Continúo:
El tiempo es inexorable. En esos momentos de lucidez que mencioné, también verán que los años no han pasado en balde y cosas que no han hecho, otra vez el dichoso miedo, les hace decir que ya no están en edad de hacerlas. Otro pretexto perfecto para encerrarse más en su mundo; en su caparazón. Están convencidas, aunque anhelen todo lo contrario, que es cosa de chiquillos. Y además, ¿que iban a pensar sus allegados? Pensaran que he estado fingiendo durante largos años, o también pueden pensar que estoy loco/a.
Estoy a punto de romper mi caparazón, se que ha pensado, pero paralelo a ese pensamiento esta el miedo y
hasta ahora ha podido mas este ultimo.
Ojala consigas vencerlo. Lo de que has desaprovechado una vida es seguro, pero te diré una cosa por si te sirve de algo: yo he, no ya desaprovechado, sino perdido diez de la mía, pero cuando sales, lo haces con tal energía que quieres sacar tajada no ya de un momento, no ya de una circunstancia, sino que al menos yo, cada mañana al abrir los ojos y ver la luz del día, mi primer pensamiento es: estoy vivo, tengo que aprovecharlo, y aunque no todo lo que deseo lo consigo, al menos lo intento; mañana los dioses dirán.
No me considero viejo para nada, menos tomar por el trasero, estoy casi seguro de poder hacer cualquier cosa que haga un joven (con esto no digo que todos los jóvenes quieran o hayan hecho semejante cosa). Posiblemente mas lento, pero lo haría, o al menos lo intentaría (repito, no lo de tomar por el culo).
Pienso que leerás esto. También se que sabrás perfectamente va dirigido a ti.
Bajo ningún concepto quiero hacerte daño, sino todo lo contrario.
Mucho me jodería también, que en caso de no gustarte lo que digo, te sirviera de pretexto para romper los platos con quien nada tiene que ver.
Deseo de corazón, pase lo que pase, te ubiques en el mundo que mejor sea para ti y por favor, cuando digo para ti, no digo para los demás. No vuelvas a traicionarte.
Día que pase es irrecuperable, y al menos en la vida que a mi me queda, no me puedo permitir el lujo de desaprovecharlo. Mensaje subliminal.

He tenido serias dudas en etiquetar este escrito, así que he colocado las tres únicas que he usado desde que empecé este blog.

Añado este video, podrás comprobar, gracias a otra persona. Rompe tus cadenas.

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Quien en mala sombra se cobija, al final se hunde. Historia de cuatro árboles. Fábula


Historia desde los confines de una vida, con sentidos abstractos y buena parte de metáfora. Disfruten.

Árboles, llenos de vida, edades diferentes y buen ejemplo a seguir. Antes que los animales, la vegetación era dueña del mundo. Símbolos de ecología, intentos de restauración, pero la tala inmoderada siempre lleva a la destrucción. ¡Pocos buenos árboles hay ya! ¡Todos por dentro empiezanse a pudrir!
Pero claro, entre tanta diversidad, existe aún un árbol firme en sus decisiones, sin ser descorazonado, y de ese es del cuál les contaré a continuación.

Su historia no puede ser la más feliz de todas, no podemos recaer en tanta fantasía, pero, para ser precisos, podemos decir que tuvo una historia difícil:

Él era un árbol el cuál tenía buenas hojas, unos tallos fuertes y unas raíces bien plantadas; no podría ser un árbol más perfecto.
Cierto día, conoció al árbol que pensó, acompañaría toda su vida.
Bella, distinguida, complementaria; lo que necesitaba.

Retoños emergieron ya después de una larga comunicación, felices eran la pareja de vegetales, despampanantes iban a todo lugar, entrelazadas sus ramas hasta el final, con unos buenos frutos en las copas, cómo prioridad, éstos árboles irradiaban bondad.

Tantos buenos frutos por dar, pero una enfermedad cayó al huerto. De repente, el árbol perfecto fue perdiendo su brillo inmenso; sus hojas se estaban volviendo amarillentas cual boca fumadora; sus raíces flaqueaban, persona escenofóbica ante una multitud magistral; todo le parecía gris, día nublado en el porvenir. Las ramas poco a poco se marchitaban, a la vez se quebraban aquellos lazos que parecían inmunes a cualquier mal augurio. Uno de los frutos abandonaba la copa puntiaguda, con las suaves hojas por el suelo, se iban a otro árbol, al árbol femenino.
¡Así pues! ¡El árbol perfecto empezó a tener muchas imperfecciones! Su postura no era la misma, torcido estaba; el fruto que con tanto esmero había protegido como su propia vida, al igual que esa entrañable compañera, se había esfumado cómo si el pasado fuera nulo.

Tiempo pasó, los frutos se convirtieron en árboles, que, con otros se fueron haciendo su propia vida estando lejos del huerto familiar, y la existencia del protagonista se fue desvaneciendo de cada alma por la distancia de por medio.

Los venidos en tiempos de felicidad, algunos tomaron malos rumbos, tal es el caso del fruto más alto, que, se entrelazó antes de tiempo y terminó mal su asunto.
Sin alguien perfecto quién diera su más sincero apoyo, no se hizo nada y la historia quedó inconclusa, hasta después de un lapso muy prolongado, dónde los pájaros trinaban las más dulces melodías, para el viejo árbol triste.

Sonriendo y dulce timbre de voz, exclamó:
-¿Qué vienen a hacer, bellas aves, por aquí, en mis oscuros ramajes?

Las voladoras coloridas y divertidas, exclamaron al unísono:
-¿Es que usted no ve, portador de buena madera, lo que debe ver? La naturaleza está a su esplendor; las flores titilan. Incluso son sus matices soñados; las golondrinas, hermanas mías, anidan por doquier para darle marcha al amor; el cielo ¡ni se diga! Más hermoso no podría estar. ¿Es que usted, no ha valorado la vida cómo lo que es, estando tan cerca del final?

-Tres veces ya han sido, pájaros insulsos, que de cuervos ustedes, tienen mucho. ¡Aléjense! ¡Váyanse de aquí! ¡Yo no los quiero ni los voy a pedir! ¿Es que ustedes no ven que ya no tengo nada? Mi amor partió, mis frutos se pudrieron, estoy solo en esta depresión.

-¡Olmo usted nada! No sea usted llorón, si ve las cosas de la vida con amarga visión, es seguro que usted sea sólo víctima sin redención. ¡No llore más! ¡Ya todo pasó! ¡Quizá nuevos aires le hagan falta!

-Oxígeno no me hace falta, mis hojas ya se fueron, imposible recuperarlas.

-¡Ingenuo árbol, valla a otro huerto nuevo, será todo mejor!

Y volaron las avecillas, vertiginosamente, dejando al árbol pensativo.

-Quizás ese montón de aves tenga razón- se dijo para sí- yo debo aplicar mi último esfuerzo para poder salir. Irme a otra parte, será mi principio del fin.

Partió, con su último ánimo, hacia otro destino.

Encontró, lejanamente, una tierra rica en nutrientes, dónde volvió a adquirir el brillo y fortaleza de cada una de sus partes, lejos de todos los daños abandonados de aquél huerto.
Pronto, se dio cuenta que estuvo perdido un largo tiempo, un tiempo que jamás podrá recuperar, pero que, sin duda, puede hacer algo en su lugar.
Recordó aquellos retoños de sus copas, se preguntó que pudo haber sido de ellos, cuándo los dejó y por qué lo dejaron. ¡Fuerzas sobraban! Sin una duda, una rama del fortalecido llegó al viejo campo de pasado ensueño, dónde encontró que, el árbol que amó, lo necesitaba una vez más.

-¡Pero un bledo! ¡Eso no importa ahora! ¡Abandonado me dejó, árbol ponzoñoso y conveniente! ¡Son mis frutos lo que más trascienden!- enfurecido le dijo, y alejose de ella, fue a la dirección de su querido retoño.

¿Venganza? ¡Qué va! Ya nada de ella le interesa más.

Al llegar, notó los goterones tristes en el rocío de las puntas finas hojeadas, en el árbol crecido, en el fruto de su amor pasado, sin torceduras, pero una herida sangrante en el fondo de su corazón.

-¿Qué te han hecho, hija mía?- doliente preguntó.

-¡Oh! ¡Padre! ¡Reconocible estás! ¡Apenas de bebé te vi así! ¡Era la copa, estaba en la copa! Y luego... Y luego me fuí... ¿Rencoroso estás tú? ¿Tengo que sufrir? ¡Tu ausencia no más! ¡Ya me duele! ¡Me has hecho mucha falta! ¡No debiera haber caído así, con un árbol torcido, apenas viviente de abono asqueroso!

-Vivencias dejan la distancia. No estoy molesto, quiero que mi sombra te proteja cómo a tus frutos, que, culpables no son de tanto desencanto. Haz vivido sufriendo sin mí, ahora te digo, que lejos del árbol torcido, aunque sólo una parte mía esté contigo, te cuidaré.

Y estrecharon sus ramas cercanas.


Si llegaste hasta aquí es porque te gustó.
No, esto no lo he escrito yo, sino mi amiga Diana. Ya en su día hablé de ella.
Tenia un boceto sobre lo que quería escribir y se me ocurrió lo que para mi ha sido un bonito experimento.
Diana… ¿El por qué no me escribes esta misma historia pero traducida a tu lenguaje?
Le encanta la literatura y escribe como los ángeles.
Le falto tiempo para decirme que si, y esto es lo que quedo.

¡Gracias, Diana!

La fabula de Diana es preciosa pero bajo mi punto de vista no queda clara la moraleja así que daré mi versión de la misma:
Primera: Quien toda la vida ha estado bajo la sombra de un árbol (sea este bueno o malo), y decide abandonarla, que nunca se queje de cómo le va y deje tranquilo al árbol que se la daba.
Segunda: Quien a la sombra de un árbol ponzoñoso y conveniente se arrima y encima cree que es un árbol que tiene buenas hojas, unos tallos fuertes y unas raíces bien plantadas, que tampoco se queje. Si además esa persona tuvo la oportunidad de crearse su propia sombra, aun menos.
El final para la segunda puede ser feliz, como muy bien describe mi amiga.

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Publicado por Perro verde en 20:08       https://resources.blogblog.com/img/icon18_edit_allbkg.gif
Etiquetas: Opinión
3 comentarios:
Diana Laura dijo...
¿Ves que las correcciones eran una acción absurda?

Una en vez de mi, dudo que halla más.

José Manuel dijo...